Empezamos la casa por el tejado o, lo que es lo mismo, el mail por el final.
Al final tienes la historia de la vaca que no da leche.
La punta del iceberg que vemos y llamamos suerte en la gran mayoría de ocasiones tiene otros nombres: esfuerzos, concesiones, renuncias, trabajo interno, constancia, disciplina…
En pocas palabras: organizarse la vida.
Así es como lo llamo.
Pero claro, organizarse la vida es tan amplio por la gran cantidad de áreas que la forman.
Por ejemplo, para que yo a día de hoy -todo puede cambiar- me pueda permitir no dar horas para terapia aunque haya huecos libres o tenga lista de espera (sin tener en cuenta lo anterior) no es suerte.
Son más de 8 años de curro.
Que yo te cuente esto sobre mi vida da absolutamente igual.
Me podría haber inventado que esto le ha pasado a una tal Ana y habértela colado.
¿Por qué? Porque yo aquí no importo, solo ejemplifico.
No porque yo sea ejemplo de nada, vaya esto por delante.
Lo único que quiero que retengas es una cosa.
Solo una.
No es cuestión de suerte.
Aunque un poco, o a veces mucha, suerte acompañe.
No es cuestión de suerte cuando hay curro detrás, hostias, tropiezos… Esto también es parte del camino.
No voy a utilizar el famoso si yo he podido, tú también. Muchas veces no es así porque los contextos no son los mismos, los apegos tampoco, ni el pasado, ni los niños interiores.
Esto es “Psicología” barata.
Para una taza de desayuno no está mal.
Lo que sí sé es lo que veo en las sesiones de terapia con cada clienta que es de su madre y/o padre.
Y, desde ahí, sí que te digo que puedes potenciar.
No sé cuánto ni hasta dónde ya que no depende de mí.
Pero puedes hacerlo.
Si te comprometes y andas hacia ello.
Ahí va lo de la vaca que no da leche.
Un campesino acostumbraba a decirles a sus hijos cuando eran niños:
-Cuando tengáis 12 años os contaré el secreto de la vida.
Cuando el más mayor cumplió los 12 años le preguntó ansiosamente cuál era el secreto de la vida. El padre le respondió que se lo iba a decir, pero que no debía revelárselo a sus hermanos.
-El secreto de la vida es este: la vaca no da leche.
-¿Qué dices?, preguntó incrédulo el muchacho.
-Tal cual lo escuchas, hijo. La vaca no da le che, hay que ordeñarla. Tienes que levantarte a las 4 de la mañana, ir al campo, caminar por el establo lleno de excrementos, sentarte en el banquillo, colocar el cubo y hacer los movimientos adecuados.
PD. Si tú sabes que las vacas no dan leche entonces El club de las F*ckingDiosas es para ti.
PD2. De lo contrario entonces nada.