La falta de responsabilidad se ve cuando:
- Proyectamos nuestro malestar personal sobre las demás personas (lo que todo la vida has conocido como culpar).
- Rechazamos de las emociones interpretadas como negativas. ¿Te suena?
- Pones todo el peso de tu existencia a “la vida” con frases como “La vida se encargará” o “Si esto no ha ocurrido como quería es porque la vida así lo ha decidido”.
- Echamos balones fuera cuando nos equivocamos en la toma de decisiones o cuando nuestra decisión es no decidir.
- Nos quejamos constantemente sin hacer nada por transformar tu situación.
- Volviendo a la toma de decisiones, no decidimos y esperamos a que sean otros los que tomen las decisiones por ti.
-
Evitamos cualquier disputa o conflicto, lo que lleva a la complacencia hacia los demás. Cuando nos volvemos complacientes ponemos nuestra vida a disposición del otro para evitar ser rechazada o abandonada (holi, niña interior). Cada vez que actuamos desde la complacencia somos un poquito menos nosotras y un poquito más la persona que los demás quieren que seamos.