Para eso sirve la autoestima.
Si te das cuenta he dicho quererse y, en segundo lugar, relacionarse.
No al revés.
Este sútil matiz es importante.
Entrenamos de dentro a fuera, no al revés.
O no al revés la gran mayoría de nuestro tiempo.
Estoy casi convencida de que lo que te voy a contar hoy no te lo han contado antes o no lo has visto de forma muy repetida.
Allá voy.
La autoestima también es comparación.
-¿Qué? Pero cómo es eso posible si siempre nos dicen que no tenemos que compararnos.
Lo sé, querida, lo sé.
No vamos a repetir una vez más lo que ya he contado sobre la comparación, la lucha… y los matices que esto tiene.
Pero sí, con la autoestima te comparas.
Y ahora viene lo curioso, lo haces contigo msima, es decir, comparas el propio yo y tu yo referente.
¡Boom!
¿Te esperabas esta?
Dependiendo de cómo sea la distancia entre ambos yoes tu autoestima será mayor o menor.
Ayer decidí que en la membresía El club de las F*cking Diosas habrá uno o dos mails hablando sobre autoestima un poco más en profundidad.
Es importante entender esto y conocer alguno de sus componentes.
Porque una autoestima positiva nos lleva a la autosatisfacción, autoconfianza, autoaceptación…
Pero una baja autoestima genera:
- desconfianza
- autorechazo
- tristeza
- rumiación desadaptativa
- sentimiento de incapacidad
- tristeza
- dificultad en la percepción de señales corporales
- preocupación excesiva por la aceptación social
- ansiedad
- depresión
El ser consciente de ello nos regala el espacio para pasar de la preocupación (antes de ocuparte) a la ocupación, es decir, a generar soluciones y tomar acción.
Para aprender a aceptar de verdad primero tenemos que permitirnos el espacio de reconocer.
Aunque a veces no sea sencillo.
O lo sintamos como asomarnos a un abismo.
Esto también forma parte de la experiencia.
Y es necesario hacerlo para avanzar.
PD. Si quieres entender lo de quererte más y relacionarte mejor tienes la membresía El club de las F*cking Diosas
Abrazos apretaos con autoconfianza🦖
Sara Martín