No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas

 

Toda acción, aún la más insignificante, está preñada de consecuencias, dice Sogyal Rimpoché.

 

Se ha puesto tan de moda lo del karma que yo creo que no sabemos ni lo que es así que voy a coger unas palabras que no son mías para resumírtelo:

 

Significa que todo lo que hacemos con el cuerpo, el habla o la mente tiene un resultado correspondiente. Toda acción, aún la más insignificante, está preñada de consecuencias.

 

 

Esto tiene mucho que ver con la newsletter anterior sobre los objetivos, sistemas y un tercer elemento que me he guardado para…

El club de las F*cking Diosas

 

 

No vale con desear.

 

Eso es lo fácil: quiero vivir en una casa en vez de un piso, ojalá mi emprendimiento me diese para vivir solo de eso… o cualquier cosa que cada una desee.

 

Tomar acción implica tomar decisiones.
Tomar decisiones implica responsabilizarse de las consecuencias de esas acciones.

Consecuencias, en muchas ocasiones, no inmediatas. Ahora te escribiré un texto sobre ello.

 

Y es, precisamente, en la toma de decisiones donde nos quedamos temblando como un hámster en un rincón.

 

 

¿Qué puedes hacer para entrar en la rueda de la toma de decisiones?

  1. Valorar cuál es el precio que ya estás pagando por no tomarlas.
  2. Para tomar mejores decisiones hay que tomar muchas decisiones. Pudiera parecer un trabalenguas, pero no lo es.

 

Igual que pasa con las consecuencias, ocurre con las emociones.

 

Cuando no entrenamos en ir escuchando e ir deshaciendo, por los menos, los nudos del día a día, ¿qué ocurre?
Que nos juntamos con un contenedor lleno de emociones y somos incapaces de relacionarlas entre sí.

 

Con las consecuencias pasa lo mismo.

 

Aunque quizá las consecuencias de nuestras acciones no hayan madurado aún, lo harán inevitablemente cuando se den las condiciones adecuadas. Por lo general, tendemos a olvidarnos de lo que hacemos y, las consecuencias no nos dan alcance hasta mucho después, cuando ya no somos capaces de relacionarlas con sus causas.

 

 

Ya sé que en este mundo enfocado a la distracción lo de el silencio, la quietud y la escucha es una utopía.

 

Pero se puede hacer.

 

Es más, se puede hacer sin imaginarte horas sentada en una roca con túnica.

 

 

Sé que lo de examinar tu mente acojona y es lo último que querrías hacer. Pero ahí es donde tienes muchas de las respuestas y soluciones (y en el sentir, of course).

 

Hoy me despido con un recordatorio: todos somos ya, en esencia, perfectos.

 

 

Aunque no lo creas (o solo lo hagas racionalmente).
Aunque no lo sientas.
Aunque te cueste digerirlo.

 

Las heridas de tu niña interior y su sentimiento de imperfección te dirán lo contrario.

 

Pero para eso tienes El club de las F*cking Diosas . Píldoras formativas sin paja para gente que no tiene tiempo.

 

 

 

PD. El título de la newsletter es de un libro que no me he leído.

 

 

Gran vida 🦖

Sara Martín

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