Resulta que estaba haciendo una formación de Álvaro Sánchez cuando de repente dijo: “¿tienes interés o compromiso?”.
¡BOOM!
Preguntita potente donde las haya.
Me acordé de lo que te conté en otra newsletter sobre comprarme una casa. Y lo que hice una semana antes, causalidades de la vida, antes de escuchar la frase de arriba.
Te pongo en situación de forma muy resumida. Los 138€ de Ikea corresponden a dos armarios Ivar que queríamos poner el salón.
¿Imprescindibles? No.
¿Necesarios?
¿Ayudadores de gestión de espacio? Vale, compro esta opción.
Total, mandé un audio a mi sñeora esposa y le dije “¿qué te parece si en vez de comprar esos muebles reutilizo una de mis cuentas -difícil elección porque ya sabes que solo me dejan tener 10/11- y meto esos 138€ en una cuenta que ponga NUEVA CASA?”
Así lo hice. Es más, doblé la apuesta. Porque the winner takes it all.
Para empezar, porque estamos en semifinales con la criatura que viene en camino, puse como gasto fijo un alquiler de 500€.
Alquiler que también va a esa cuenta.
¿Qué elementos destacaría aquí?
- Mentalidad. Le estoy haciendo un f*cking de primera.
- Foco. En qué centro mi atención.
- Objetivo-objetivo (no subjetivo).
- Sistema.
Volviendo a la pregunta del principio: ¿tienes interés o compromiso?
El interés se corresponde al “en enero me apunto al gym a tope”
o
“este año me saco el título de inglés”.
¿Resultado? 2 semanas de gym.
Y sin título de inglés.
Pero cuando hay compromiso…
…tiramos de fórmula. Esfuerzo+ motivadores internos+motivadores externos.
Y, ¿todo esto cómo se consigue? Buceándose por dentro, lo que lleva a la acción dirigida, consciente y conectada.
Porque las fórmulas quizás estén guay, cuando lo están, pero llevar una p*ta brújula interna…
…eso es otro nivel. No un nivel cualquiera, el nivel de una vida de F*cking Diosa.
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Que tengas un gran día (o lo termines) 🦖
Sara Martín